Tu melena también siente 💚

Nuestro cuerpo tiene una manera muy sutil —pero contundente— de hablarnos cuando algo no está bien. Y el cabello, aunque a veces lo damos por sentado, es una de esas partes que refleja con claridad lo que pasa dentro de nosotras. El estrés, la ansiedad, la tristeza o incluso la emoción acumulada pueden manifestarse a través del cuero cabelludo y la calidad de nuestro cabello.

¿Alguna vez has notado que en momentos difíciles tu cabello se ve más opaco, quebradizo o incluso se cae más? No es coincidencia.

El cuero cabelludo es piel. Y como toda piel, reacciona a nuestras emociones. Cuando estamos bajo estrés o tensión emocional, el cuerpo libera más cortisol, una hormona que afecta directamente la circulación sanguínea en el cuero cabelludo. Menos oxígeno, menos nutrientes... y como resultado: el cabello puede debilitarse, crecer más lento o incluso caerse.

Además, estados emocionales prolongados como la ansiedad o el agotamiento pueden llevar a hábitos involuntarios como tocarse el cabello en exceso, frotar el cuero cabelludo, o descuidar la rutina capilar.

💔 La caída emocional del cabello: más común de lo que piensas

Existen tipos específicos de caída de cabello relacionados con el estado emocional, como la efluvio telógeno (una pérdida temporal del cabello causada por estrés fuerte) o la tricotilomanía, que consiste en arrancarse el cabello como respuesta a la ansiedad.

Esto no solo afecta el cuerpo, también la mente. Cuando el cabello comienza a caer o se siente débil, muchas personas experimentan un impacto en su autoestima y seguridad personal. Es un ciclo que duele y que necesita una mirada compasiva.

En Elvea creemos que el cuidado capilar no comienza en la regadera, sino en el corazón. Tu cabello es un reflejo de tu mundo interno: cuando estás en paz, se nota. Cuando te eliges y te cuidas, floreces.

Así que la próxima vez que te mires al espejo, pregúntate con amor:
¿Cómo me siento hoy... y qué necesita mi cabello de mí?